Las ovejas son explotadas de diferentes maneras y una de ellas es a través de la industria de la lana. En este artículo mostraremos con datos la explotación a la que son sometidas por su lana, pero somos conscientes de que este artículo necesita una segunda parte para tratar el tema de la lana y cómo afecta a la vida de otros animales. Lo primero que debe quedar claro es que usar lana conlleva un maltrato y que el veganismo va más allá de la alimentación.
Algunos datos sobre la lana y las ovejas
Como cuenta PETA, los rebaños suelen estar formados por miles de ovejas y la atención a sus necesidades individuales es prácticamente imposible. Cada año mueren millones de corderos de menos de ocho semanas de vida por inanición y exposición al frío y ovejas ancianas por falta de cuidados veterinarios, de refugio y enfermedades.
Una oveja puede vivir 10-12 años y algunas llegan a los 20 años. En la industria de la lana son consideradas inservibles a los 5 o 6 años y son enviadas al matadero. También en algunos casos se envían al matadero a los seis u ocho meses después de haber sido esquiladas una primera vez -esta lana es más valorada.
Los ganaderos inseminan a las ovejas para que paran en invierno. Así las madres amamantan a sus crías hasta primavera y el invierno se encarga de “matar” a los bebés más débiles -más de un 25 % de los recién nacidos. Muchas ovejas y corderos no reciben los tratamientos adecuados ni un refugio que les proteja del frío, lluvia o viento y mueren. Así ahorran costes y llegan a primavera con los animales más fuertes, explica Animal Liberation Victoria. Los partos de las ovejas, al haber sido seleccionadas genéticamente, pueden ser dobles o triples y eso ocasiona muchos problemas y muertes tanto de madres como de bebés que nacen más débiles.
Una creencia popular asume que esquilar, las ayuda que, de otro modo, cargarían con demasiada lana, pero sin la manipulación del ser humano, las ovejas “silvestres” tendrían lana en la cantidad adecuada para protegerse de las temperaturas extremas. Es la selección genética la que hace que el equilibrio se rompa y las ovejas se conviertan en “superproductoras” de lana.
Australia produce aproximadamente una cuarta parte de toda la lana utilizada en el mundo. A las pocas semanas de nacer, se perforan las orejas de los corderos, se les corta la cola y se castra a los machos sin anestesia.
En Australia, destaca en número las ovejas merinas que han sido seleccionadas para producir más lana. Esta sobrecarga antinatural de lana hace que muchas mueran por agotamiento y por calor durante los meses calurosos. Además sin su lana las ovejas también mueren porque no se pueden proteger del frío, lluvia o viento.
Los enormes pliegues acumulan orina y humedad. Atraídas por la humedad, las moscas ponen huevos en ellos y los gusanos que eclosionan pueden comerse vivas a las ovejas. Para evitar este llamado “fly-strike”, muchos ganaderos australianos realizan una práctica cruel: arrancan enormes tiras de carne del lomo, de las patas y alrededor de la cola. Lo hacen forzando a las ovejas sujetándolas entre barras de metal y en la gran mayoría de los casos sin anestesia. Esto se llama mulesing.
Se hace para evitar que las moscas depositen sus huevos, sin embargo, las moscas suelen atacar las heridas antes de que sanen y este método, además de cruel, es inefectivo porque cientos de ovejas siguen muriendo. Existen otros métodos para evitar esto sin que las ovejas sufran: vigilar su estado, estar más pendientes de ellas o con un esquilado más frecuente. Estas alternativas muestran una claro enfrentamiento con la productividad que quieren los ganaderos y están más orientadas a los cuidados y el respeto que reciben en santuarios o refugios.
En el mercado cada vez existen más alternativas a la lana y respetuosas con el medioambiente: algodón orgánico o reciclado; lyocell o tencel que procede de pasta de madera; cáñamo; bambú o r-PET, material creado, a partir de plástico reciclado.