La Huerta Funky Castizo, el restaurante de Clara Lago en Madrid

La Huerta Funky Castizo es el restaurante vegano que Clara Lago ha abierto en Madrid junto a José Lucena y Víctor Pinacho. En pleno centro de la ciudad, en la calle de las Conchas, 8, una vía peatonal y con una amplia terraza, aparece este templo del disfrute vegetal con una propuesta gastronómica que no te va a dejar indiferente.

Charlamos con la actriz y activista sobre La Huerta Funky Castizo, además de sobre sus inicios en el veganismo. La labor solidaria y activista de Clara se canaliza a través de la Fundación Ochotumbao de la que es fundadora junto a Dani Rovira y Dani Solano. La fundación es una iniciativa sin ánimo de lucro que apoya proyectos dirigidos a mejorar la vida de las personas más desfavorecidas, la conservación del medio ambiente y la defensa de los animales.

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La Huerta Funky Castizo: platos tradicionales, castizos, con un toque funky

La Huerta Funky Castizo se inauguró en pleno verano, el pasado mes de julio. Así que lo primero que preguntamos a Clara es cómo surgió la idea de abrir un negocio vegano y del papel de sus socios. Nos explica que Víctor Pinacho se encarga de la elaboración de la carta y de la creación de los platos y José Lucena es el responsable del concepto del restaurante; de su decoración -elegante, minimalista, que acompaña al disfrute, pero no empalaga- y de todo lo que conlleva su gestión. Además, confiesa entre risas que José y ella se encargan de probar las delicias vegetales que prepara Víctor.

“Cuando yo comencé a ir a La Tuerta (La Tuerta Funky Castizo -restaurante de su pareja, José Lucena, y de Víctor Pinacho), La Tuerta solo tenía dos platos vegetales que yo podía comer, pero como Víctor es un artista y es muy buen chef y no quería que siempre que fuera comiera lo mismo, se empeñaba en hacerme platos cada vez que iba. Me hacía platos solo para mí. Cuando empecé a probar lo que Víctor hacía, flipé y les dije que era algo excepcional y que lo tenían que meter en carta. Poco a poco fueron entrando más platos vegetales en carta y ya luego surgió la idea de sacar la idea de la línea 100 % vegetal de La Tuerta, La Huerta”, recuerda.

“Funky Castizo es un poco el concepto porque son platos tradicionales, castizos, versionados con un poco el toque funky del autor que en este caso es Víctor (Pinacho). La Huerta es un local que no deja de ser un bar donde se come y se bebe muy bien”, una cocina inclusiva que, como nos cuenta, está conquistando a todos los públicos por su calidad y ejecución. 

Clara Lago recomienda de La Huerta Funky Castizo…

Clara detalla con pasión sus platos preferidos de la carta: “Los puerros son espectaculares y además sorprenden mucho porque es una verdura que dices: ‘¿Qué se puede hacer con un puerro?’. Aquí se convierten en protagonistas del plato. No te esperas que con un puerro hagan esta maravilla”. “A mí me encanta la fideuá, ¡me fascina! y dudo entre las bravas de bimi, los tacos y los ravioli y de postre, mi nuevo favorito es el tiramisú, aunque ¡las fresas son! ”.

Nos apunta que en la carta disponen de platos sin gluten. Sin embargo, matiza que, aunque en cocina toman todas las precauciones, no pueden asegurar al 100 % que no exista contaminación cruzada. Además indica que tanto en La Tuerta como en La Huerta son bienvenidos los perros. 

“Abogo siempre por la concienciación, por animar a la gente desde una experiencia gastronómica placentera: que la gente no tenga la sensación de que tiene que hacer un gran sacrificio, que puede estar en un sitio divertido, bonito, donde te lo pasas bien, donde hay música, donde te puedes comer una comida estupenda vegana y te puedes tomar un cóctel o un vino si te apetece”, relata sobre el espíritu del bar-restaurante.

Cuando le preguntamos sobre cómo han sido los primeros meses de La Huerta Funky Castizo señala: “Sorprendentemente bien. Teníamos buenas expectativas. Pero, siendo verano (abrió en julio) que son meses en que todo el mundo se va de Madrid, ha ido muy bien”.

Vegana desde 2016 tras ver el documental Cowspiracy

Vegana desde 2016, en aquel momento estaba poniendo en marcha la Fundación Ochotumbao junto a Dani Rovira y Dani Solano, Clara recuerda que siempre fue una consumidora responsable, pero en sus inicios su motivación era la salud. “Yo venía de ser restrictiva con ciertos alimentos más por una cuestión de salud. De repente vi un documental que me recomendó mi hermano, que estuvo durante nueve años siendo profesor de submarinismo y viajando por todo el mundo. Me hablaba de cómo iba viendo la destrucción de los ecosistemas marinos y me recomendó un documental que trataba sobre la sobrepesca. Eso fue lo primero que me hizo pensar y empecé por el pescado. Entonces pensé: ‘Realmente esto es lo mismo en la carne, en los huevos y en los lácteos”. Así que empecé a intentar medir esta parte y asegurarme de la procedencia del producto de origen animal. Y el segundo clic fue el documental de Cowspiracy, a mí me dio la vuelta a la cabeza. Me puse a llorar y me pregunté: Pero, ¿qué estamos haciendo? Conecté más con el todo: con el planeta en su conjunto.

El documental de Cowspiracy, a mí me dio la vuelta a la cabeza. Me puse a llorar y me pregunté: “Pero, ¿qué estamos haciendo? Conecté más con el todo: con el planeta en su conjunto”.

Actriz desde los diez años con una carrera llena de éxitos y reconocimiento, asegura que nunca ha recibido un comentario negativo de la prensa sobre el veganismo. “Siempre que me han preguntado con respeto”. Sin embargo, nos confiesa: “Donde sí me he encontrado más ataque ha sido en mi entorno. A mucha gente, este tema le hace un efecto espejo y el primer impulso es atacar. Hay algo en tu toma de conciencia que choca con alguna contradicción interna de la otra persona que no se ha manifestado aún”.

En cuanto al futuro del veganismo, se declara optimista por naturaleza. “Mi sensación por la cantidad de locales que abren, por la cantidad de productos veganos que hay en todos los supermercados, es que ya no es una rareza. Antes tenía que ir a comprar al herbolario si quería comprar comida vegana. Hay cada vez más opciones”.

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Fotos de los platos | Elena Martínez Santos y Álvaro Paz Fortis