Cuando comentas que eres vegana y explicas que no consumes ningún producto de origen animal, a veces surge la pregunta: ¿por qué leche no? Aunque a muchas nos resulte difícil de creer, existen bastantes personas que no se plantean que la leche de vaca, o de cualquier otro animal, para consumo humano se obtiene a través de la explotación y la violencia.
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Os dejamos un extracto de un texto de la organización Ética Animal que ilustra de forma clara lo que sucede: “(…)Las vacas son utilizadas para producir leche, para lo que son mantenidas en un ciclo reproductivo continuo: dan a luz a terneros de los que son separadas poco después, y luego las ordeñan hasta que quedan embarazadas de nuevo. Los terneros son a menudo asesinados cuando no son más que bebés para ser consumidos como carne tierna, o criados durante unos meses para la producción de carne o “ternera” (…)”.
La consideración hacia el resto de animales es motivo suficiente para dejar de consumirlos, por lo tanto dejar de beber leche de vaca. Pero si alguien necesita motivos adicionales, Proveg nos cuenta lo siguiente: “Las emisiones de las grandes empresas lecheras (las trece más importantes del mundo) aumentaron de 306 millones de toneladas de CO2 equivalente en 2015 a 338 millones de toneladas en 2017, según esta investigación. Para hacernos una idea, las emisiones anuales de CO2 de toda España son de 332,8 millones de toneladas, según datos del Gobierno estimados para 2018.
El informe sobre leches vegetales, publicado el año pasado por ProVeg International, muestra que un litro de leche de vaca necesita más de 22 veces más agua, aproximadamente 12 veces más tierra y emite tres veces más emisiones de gases de efecto invernadero que un litro de leche de soja. Otros tipos de leche vegetal como la avena y la leche de arroz son igualmente sostenibles.
El 43 % de europeos ya consume leches vegetales. Según un estudio de Nielsen, 1 de cada 4 hogares españoles ya consume leche de soja, avena o almendras. Cada vez hay alternativas vegetales a los lácteos disponibles en más supermercados: leches o bebidas, yogures, helados o quesos 100 % vegetales.
“Es necesario que las empresas lácteas de todo el mundo rindan cuenta de sus emisiones. Además, si Europa quiere apoyar un modelo alimentario sostenible, es necesario que revise las ayudas que otorga la PAC a la producción de leche y derivados. Además, a nivel nacional se pueden adoptar medidas que ayuden a los consumidores a escoger las alternativas más sostenibles. En España, el IVA de las leches vegetales es un 150 % más alto que el de la leche de vaca. Se debería reducir el de las leches vegetales, para incentivar el consumo de las opciones más respetuosas con el medio ambiente”, apunta Cristina Rodrigo, directora de Proveg España.