Durante estos últimos meses, el confinamiento ha traído consigo que se hable más de lo que era habitual de la salud mental, charlamos con la psicóloga María Hernández sobre incertidumbre, emociones y por supuesto, veganismo. María es psicóloga general sanitaria y deportiva con un estilo de vida basado en el deporte y en el respeto a los animales y medio ambiente. En esta primera parte nos centramos en los efectos sobre la salud mental causados por la situación en la que nos ha sumido la Covid-19.
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Salud mental durante el confinamiento
Durante el encierro, un asunto tan importante como la salud mental ha estado más presente en el día a día de lo que venía siendo habitual y a casi nadie se le escapa que un período de encierro como el que hemos vivido tiene consecuencias en la población. Le preguntamos a María qué podemos esperar tras estos difíciles meses. “Es cierto que se está hablando más sobre salud mental, aunque todavía sigue siendo muy necesario, ya que hay mucho estigma entorno a las enfermedades o trastornos mentales”, puntualiza y explica: “Llevamos semanas de incertidumbre y las consecuencias van a depender de la persona y sus circunstancias concretas; en gran parte variarán en función de lo que se haya visto amenazada su situación personal o la de sus familiares o amigos, es decir, de cómo les haya afectado a su salud, economía, trabajo… Y también de los niveles de ansiedad, estrés y miedo que hayan experimentado, y de los recursos que hayan tenido para gestionarlos”.
“Aquellas personas con trastornos psicológicos previos han podido empeorar debido a la situación en sí, y por la dificultad de acceder a su ayuda habitual, Y otras personas pueden haber desarrollado sintomatología que previamente no tenían”.
Madrid, desierta a finales del mes de abril
“En general, una de las reacciones más comunes es el estrés, que se puede experimentar tanto con reacciones fisiológicas (taquicardias, mareos…), reacciones cognitivas (indefensión, sensación de vulnerabilidad, negativismo, sensación de pérdida de control, pesadillas, desconfianza…), reacciones emocionales (miedo, ansiedad, enfado, rabia…) y reacciones conductuales (conductas impulsivas, alteraciones de la alimentación, abandono… entre otras)”, enumera, pero también apunta que para otras personas también ha podido tener consecuencias positivas “como poder dedicar tiempo a la familia, retomar o comenzar algunos hábitos saludables como el ejercicio físico, la lectura, cocinar, etc”.
“Nos cuesta bastante pedir ayuda, en general, de hecho hay investigaciones que afirman que de media acudimos al profesional de la psicología 10 años después de comenzar a experimentar malestar”.
María también nos da su opinión sobre cuándo debemos pedir ayuda a un/a profesional: “En el momento que experimentemos tristeza, ansiedad, miedo generalizado u otro tipo de sintomatología o malestar, que lejos de desaparecer, empieza a interferir con nuestra vida cotidiana. Cuando antes acudamos, más fácil será ponerle solución, además de los años de sufrimiento que nos podemos ahorrar”.
Incertidumbre ante el futuro
La sociedad (preconfinamiento) perdía el foco del presente con frecuencia y se centraba más en el futuro que en lo que tenía frente a ella. Ahora que el mañana es incierto para muchas personas, María nos explica cómo se puede gestionar “de forma sana” esa incertidumbre y esa pérdida del enfoque en “el ahora”. “Justamente una de las cosas que podemos hacer para afrontar la incertidumbre y los pensamientos negativos y reflexiones que pueden aparecer cuando nos preocupamos respecto al futuro, es intentar centrarnos en el presente, en lo que estamos haciendo en cada momento; poner nuestros sentidos y nuestra atención en “el ahora” nos puede ayudar, por ejemplo practicando meditación, yoga o mindfulness de forma periódica”.
“Aceptación de nuestras emociones y su expresión; el ajuste de nuestras expectativas a la situación actual; la flexibilidad para adaptarnos a los cambios; desarrollar hábitos de autocuidado, como seguir en contacto con nuestra familia y amigos, realizar actividad física, y prestar atención a la forma en la que nos hablamos, lo que se conoce como “autodiálogo”, pueden prevenir o aliviar el malestar emocional”, son otras estrategias para abordar la incertidumbre.
María Hernández
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