Los animales tienen conciencia es algo que presenta incertidumbre en algunos casos y para tratar este asunto se presentó la Declaración de Nueva York sobre la Conciencia Animal el pasado 19 de abril. El documento, que cuenta con una cuarentena de firmantes por el momento, afirma que no hay respuestas definitivas sobre qué especies tienen conciencia.
En la Declaración se plantea lo siguiente: “¿Qué animales tienen la capacidad de tener experiencias conscientes? Si bien persiste mucha incertidumbre, han surgido algunos puntos de amplio acuerdo. En primer lugar, existe un fuerte respaldo científico para las atribuciones de experiencia consciente a otros mamíferos y aves“. Mientras que en segundo lugar, la evidencia empírica indica al menos una posibilidad realista de experiencia consciente en todos los vertebrados (incluidos reptiles, anfibios y peces) y muchos invertebrados (incluidos, como mínimo, moluscos cefalópodos , crustáceos decápodos e insectos). Finalmente, en tercer lugar, cuando existe una posibilidad realista de experiencia consciente en un animal, es irresponsable ignorar esa posibilidad en las decisiones que afectan a ese animal. Deberíamos considerar los riesgos para el bienestar y utilizar la evidencia para informar nuestras respuestas a estos riesgos.
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¿Por qué se sabe que los animales tienen conciencia?
En la declaración se reflexiona sobre lo que es la conciencia y se explica que se centran en la “conciencia fenoménica” o “sintiencia”. Aseguran que “la cuestión aquí es qué animales pueden tener experiencias subjetivas . Esto puede incluir experiencias sensoriales (por ejemplo, la experiencia de un tacto, gusto, vista u olfato en particular), así como experiencias que hacen sentir bien o mal (por ejemplo, la experiencia de placer, dolor, esperanza o miedo)”.
“La experiencia subjetiva requiere más que la mera capacidad de detectar estímulos. Sin embargo, no requiere capacidades sofisticadas como el lenguaje o la razón humanos”, añaden. “Es totalmente apropiado interpretar las demostraciones de aprendizaje, memoria, planificación, resolución de problemas, autoconciencia y otras capacidades similares como evidencia de conciencia en los casos en que el mismo comportamiento, si se encuentra en un ser humano u otro mamífero, estaría bien explicado por el procesamiento consciente”, afirman.
“Con otros mamíferos y aves, ahora podemos decir que la evidencia establece un fuerte respaldo científico para las atribuciones de conciencia; no es evidencia concluyente, pero sí muchas líneas de evidencia que apuntan todas en la misma dirección. Con otros vertebrados (reptiles, anfibios y peces) y muchos invertebrados (moluscos cefalópodos como pulpos y sepias, crustáceos decápodos como cangrejos ermitaños y cangrejos de río, e insectos como abejas y moscas de la fruta), ahora podemos decir que la evidencia establece al menos una posibilidad realista de conciencia. La posibilidad es lo suficientemente alta como para justificar más investigaciones destinadas a abordar cuestiones de conciencia en estos animales. La probabilidad también es lo suficientemente alta como para justificar una seria consideración de su bienestar“, concluyen.
Sobre los firmantes de las de la Declaración de Nueva York sobre Conciencia Animal
Entre los 40 firmantes iniciales de la declaración se encuentran expertos de primer nivel mundial en la conciencia humana (Christof Koch, Anil Seth, David Chalmers, Liad Mudrik, Lucia Melloni, Nao Tsuchiya), murciélagos (Yossi Yovel), aves (Nicola Clayton, Irene Pepperberg) , reptiles (Gordon Burghardt, Anna Wilkinson), peces (Culum Brown, Becca Franks, Noam Miller), pulpos (Jennifer Mather, Robyn Crook, Peter Godfrey-Smith, David Edelman), sepias (Alex Schnell), cangrejos ermitaños (Robert Elwood ), abejas (Lars Chittka, MV Srinivasan, Andrew Barron, Martin Giurfa) y moscas de la fruta (Bruno van Swinderen).
Sus objetivos son: Transmitir el entusiasmo por la ciencia emergente de la conciencia animal y fomentar más trabajos sobre este tema y fomentar la reflexión sobre el bienestar animal. “El punto de acuerdo es que la certeza sobre la conciencia no debería ser necesaria para considerar los riesgos para el bienestar. Si existe una posibilidad realista de que un animal sea consciente (por ejemplo, que los pulpos puedan sufrir), entonces esta posibilidad merece consideración en contextos políticos (por ejemplo, en las decisiones sobre si se apoya o no la cría de pulpos). Los políticos deberían tomar medidas razonables para mitigar los riesgos para el bienestar de todos los vertebrados y muchos invertebrados a medida que los investigadores buscan mejorar nuestra comprensión sobre ellos”, explican.
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