Bárbara González pertenece a una generación de jóvenes activistas que se han propuesto comunicar de forma efectiva qué está ocurriendo con nuestro planeta. Graduada en bioquímica y cursando un máster en el que se dedica al análisis de datos, se ha convertido en divulgadora a través de su blog de sostenibilidad y veganismo y de sus redes sociales.
Bárbara está centrada en la comunicación efectiva, ayudada por su destreza en el manejo de los datos y por su claridad en la exposición de lo que ocurre. Y además de ser una experta en sostenibilidad, es vegana y activista en pro de los derechos animales. Así que sabe en primera persona que existen soluciones que pueden generar conflictos emocionales, pero también es muy consciente de que como individuos podemos trabajar desde nuestra parcela día a día como microactivistas.
Mi motivación para actuar no es científica. Gracias a la ciencia sé que aún estamos a tiempo, pero mi motivación es que pase lo que pase quiero saber que hice todo lo que pude.
Bárbara González: “Gracias a la terapia desarrollé el concepto del microactivismo”
Charlamos con Bárbara y sus respuestas no dejan lugar a dudas, además de ofrecer numerosas claves para “estar a la altura” de lo que la situación planetaria que estamos viviendo requiere y al mismo tiempo de valorar nuestro tiempo y priorizar nuestros cuidados.
Madrid Vegano (MV): Bárbara, afirmas en tu blog y redes sociales: “Somos la última generación que puede salvar el planeta, ¿y si lo intentamos en comunidad?”, ¿cómo se consigue semejante misión?
Bárbara González (BG): Con un cambio radical en el sistema de consumo y por tanto de producción. En el corto plazo lo más importante es frenar las emisiones de metano. Si las reducimos en un 45% podemos frenar de golpe los climas extremos (como esta ola de calor) y así tenemos una tregua para plantear una transición energética y alimentaria a largo plazo.
MV: Tanto en tu blog como en tus redes sociales informas sobre multitud de cuestiones respaldadas por datos, informes y estudios científicos, ¿crees que la información que llega sobre veganismo y sostenibilidad a la población general es todo lo rigurosa que debería ser?
BG: El rigor ha aumentado mucho en los últimos tres años. Personalmente entre que se puntualice que la ganadería es el 18 o 20% de las emisiones no me parece importante. El problema es que aún están muy presente los mitos de que la carne local y de pastoreo es sostenible. El transporte es solo el 5% de las emisiones del sistema alimentario. Y sí, por muy verde que se vea un prado el pastoreo es la principal causa de pérdida de biodiversidad y deforestación. Un prado puede percibirse como más natural que una ciudad, pero se deforestan bosques y selvas como el Amazonas para sacar beneficios económicos de los prados. Eso no tiene nada de sostenible.
MV: ¿Cómo se comunica de forma efectiva, a nivel de calle, qué es el veganismo y todo lo que implica no consumir productos de origen animal para que el planeta siga vivo? ¿Cómo trabajamos un mensaje sencillo y riguroso si no somos científicos, filósofos o activistas con una gran implicación en organizaciones?
BG. Generando conversación en tu día a día. No se trata de estar todo el día exponiendo una tesis. El principal motivo por el que empecé mi blog de sostenibilidad y veganismo es para que cuando en una comida familiar digan el mito de la carne local puedas compartirles el artículo en que lo explico. Además, con un poco de práctica aprendes a ir colando píldoras de información en todas partes. Yo por ejemplo siempre estoy llevando comida para compartir en reuniones con amigos o familia. Cuando alguien comenta que rica está la hamburguesa vegana casi en automático digo “y además contamina y 85% menos que una de ternera”. O comento lo buenas que son para la salud.
Porque también es importante recordar qué le interesa a la persona de enfrente. Si tienen preguntas seguimos con la conversación, si no pues no merece la pena seguir. Mejor ahorrar energía y descansar para estar con fuerzas en otro momento.
MV: ¿Consideras compatible practicar el veganismo por ética y al mismo tiempo, dominar argumentos para defenderlo en otros contextos: medioambiental, sanitario… o nos debemos centrar en un solo aspecto?
BG: No solo lo considero compatible, sino necesario. Los humanos tenemos una parte ética y otra egoísta. Si el veganismo es capaz de motivar ambas partes… mejor. Las enfermedades cardiovasculares son una de las principales causas de muerte global. Tenemos que seguir hablando de cómo la grasa saturada de la carne es perjudicial para el corazón. Y si nuestro tío empieza a comer boloñesa de lentejas para conseguir bajar el colesterol es un avance, una anécdota real, por cierto. Aunque es cierto que la mayoría de estos argumentos solamente consiguen una reducción parcial, cuando una persona consume ocasionalmente productos animales suele estar más abierta a escuchar los argumentos éticos y ya dar el último paso.
El post más compartido de mi blog actualmente es sobre cómo evitar la resistencia a antibióticos. Cada día mueren 3.500 personas por superbacterias resistentes. Es imprescindible que la gente sepa que el 75% de los antibióticos son para ganadería.
MV: A las personas que piensan que no pueden hacer demasiado para mejorar la situación del planeta y del resto de animales, aunque sí les gustaría poner su granito de arena, ¿qué les dirías?
BG: Aquí tengo una respuesta científica y una personal. En lo que se refiere al planeta estamos muy cerca del punto de inflexión. Una forma de entender esto es recordar esa escena en una película en la que le dan un golpe a un jarrón y está cayéndose a cámara lenta. O consiguen coger el jarrón a tiempo o se rompe en mil pedazos. Hay dos opciones y no sabes qué pasará. Lo que está claro es que si no intentamos cogerlo se rompe. Reducir las emisiones de metano un 45% en 2-3 años sería atrapar el jarrón. Después hay que colocar el jarrón en un lugar seguro; establecer un sistema que no nos vuelva a poner en esta situación.
Hubo un tiempo en que “hacer todo lo posible” era prácticamente ser un mártir por el activismo. Duró poco. En unos meses desarrollé una depresión que me dejó sin fuerzas para actuar. Gracias a la terapia desarrollé el concepto del microactivismo: hacer todo lo posible no es sufrir por la causa, sino desarrollar recursos para que nuestros hábitos, hasta los más inconscientes, estén marcando un cambio gradual. Además, no es solo lo mejor para quienes queremos actuar, hay mucha evidencia sobre psicología y persuasión que avala un mensaje progresivo. Se conoce coloquialmente como la técnica del pie en la puerta.
Si quieres aprender sobre comunicación efectiva y microactivismo de forma amena y práctica, tienes una cita con Bárbara González, el viernes 24 de junio en su taller sobre comunicación efectiva centrado en el veganismo que tendrá lugar La Imprenta, calle Monteleón, 5 en Madrid.
Tercera imagen | Thomas Bedwin para The Vegan Agency
1 comentario en “Bárbara González: “Empecé mi blog de sostenibilidad y veganismo para desmentir mitos””
Máximo respeto para el veganismo, sobre todo si es por motivos éticos, pero quizás un mundo vegano provocaría muchos problemas económicos, perdida de puestos de trabajo incluído, y ecológicos. Además, por el solo hecho de vivir ya estamos matando a un montón de animalitos “invisibles”. Nada es perfecto, hay que buscar el mal menor. Si no comemos ciertas especies (gallinas, cerdos, ovejas, vacas…) es probable que desaparezcan o casi porque no las criaríamos. Y no te digo ya si tampoco se consumen la leche, los huevos, la miel… Se pueden hacer cosas como no comer los lechales ni los terneros ni los cochinillos, por ejemplo. Se puede dejar vivir a estas especies en libertad, como los jabalíes, por ejemplo. Se pueden criar como animales de compañía o algo así. Es un tema muy complicado, tiene muchas perspectivas, es difícil saber cual es la mejor postura a tomar.